| >Del saber>Décimas Lily Rodríguez,
 para Camagüeyanos por el Mundo.
 Enero, 2008.
 
 
Con la vara que midas
 El poder en el bolsillo
 hace que un negro sea blanco,
 que toque trompeta un manco
 y al loco sobre un tornillo.
 También hace monaguillo
 al barbudo del turbante;
 a un mudo lo hace cantante
 y a una hetaira consejera,
 enarbolando bandera
 de una virtud desafiante.
 
 Ya no existe amor al arte
 ni palabra valedora
 y honrar a madre y señora
 no se lleva en estandarte.
 De la verdad, sólo parte
 le entregan a los lectores
 y por detrás los motores
 del poder siguen roncando
 para seguir calentando
 a sus ciegos seguidores.
 
 Ojalá Don Tiempo arribe
 con su maza de cordura
 para ordenar con premura
 un alto al mal que se exhibe.
 Y del profético aljibe
 surtidor del agua clara
 beberá el que tenga vara
 para medir sus acciones
 con las mismas marcaciones
 del que está frente a su cara.
 
 
 Del Buen Salvaje al Buen Revolucionario: mitos y realidades de América Latina
 de Carlos Rangel, venezolano.
 
 (En respuesta a un personaje "revolucionario" para quien los indios americanos fueron vícimas del "capitalismo
salvaje" de los vaqueros.)
 
 Para indios y vaqueros
 de la época romántica
 era cuestión de semántica
 ser salvaje o ir en cueros.
 Si juzgamos los primeros
 tenemos que es un salvaje
 el que no viste de traje
 al estilo occidental,
 que para uno es normal
 pero en ellos es ultraje.
 
 Ir en cueros 'n'estos lados
 significa andar desnudo
 (mas en verdad yo lo dudo
 porque hay cueros diseñados).
 Esos cueros tan pintados
 los hallas en tu cartera,
 en zapatos, billetera,
 chaqueta, sayas y brá
 y una artista está sobrá
 si en cueros la ven entera.
 
 Entonces, ¿qué es salvajismo?
 ¿Acaso está mal usado
 cuando su uso es comparado
 a lo opuesto al modernismo?
 ¿O tal vez sea un eufemismo
 para un algo extra-ordinario
 porque salvaje y primario
 parecieran no ir en yunta,
 o es que respuesta y pregunta
 bordean lo estrafalario?
 
 En dos platos (resumido):
 que en fondo o en superficie
 todo es cuestión de molicie
 o vocablo mal decido.
 Si mal dices, es sabido
 que se revierte en contrario
 y por eso, de ordinario,
 ser "salvaje" no libera
 ni al indio de la frontera
 ni al "buen revolucionario".
 
 
 Nadie es profeta en su tierra
 
 Dichoso aquél que en su tierra
 profeta consigue ser
 para no tener que hacer
 de su vida eterna guerra.
 Dichoso aquél que se aferra
 a sus creencias, no obstante
 que un poder avasallante
 intente cerrar su boca
 pues la fuerza que lo toca
 lo hace seguir adelante.
 
 Infeliz el que no espante
 de su vida lo obsoleto
 y el que no sienta respeto
 por cualesquier emigrante.
 Infeliz el atorrante
 que en su calle está en exilio
 porque su mágico idilio
 con la ficción se le ha roto
 y no tiene voz ni voto
 para que venga en su auxilio.
 
 Feliz quien su domicilio
 es su hogar, libre, sin rejas,
 y escribe letras parejas
 sin depender de un concilio.
 Triste quien, como utensilio,
 utiliza la palabra
 pa' desollar chivo o cabra
 entre cantos de sirena,
 pues su cuero andará en pena
 como tambora macabra.
 
 
 ¿De dónde eres?
 
 No eres tú de donde sales
 sino del sitio al que llegas;
 donde siembras, donde siegas,
 donde cargas tus costales.
 No importan bienes ni males
 ni si el camino es torcido,
 lo importante es que has nacido,
 que andes sin pausa ni salto,
 que busques Luz en lo Alto
 y agradezcas lo servido.
 
 Añorar los tiempos idos
 pone grillos a tus brazos
 y tus andares son lazos
 que atan los pasos perdidos.
 Con ayeres en hoy fundidos
 te quedas varado en seco
 al borde de un calmo hueco
 donde el sonido se torna
 espiral, que el viento adorna
 y lo transforma en un eco.
 
 Guarda en cristal tus saudades,
 tus nostalgias seductoras;
 y haz un concierto de auroras
 con un coro de ciudades.
 Y si el barquero del Hades
 te sorprende en el camino,
 di que eres peregrino
 en busca de la verdad
 y en el Dios de la bondad
 hallarás casa y destino.
 
 
 Apocalipsis
 
 Se desliza a ras de tierra
 el mal por los cardonales
 y un furor de vendavales
 sacude el llano y la sierra.
 La Voluntad que no yerra
 nos llama a cavilaciones
 al ver que entre cinco horcones
 Su casa se tambalea
 y el odio se enseñorea
 entre todas las naciones.
 
 El rayo fustiga al viento
 con sus sonoros bramidos
 recogiendo los quejidos
 de los seres sin sustento.
 Y al cénit del firmamento
 se elevan rotas guadañas
 con un cerco de alimañas
 enterradas al Poniente
 que un carroñero insolente
 regurgita en las montañas.
 
 Se arrancan sayos y velos
 chamanes e iluminados
 y sus vientres son rasgados
 por el filo de los hielos.
 Regresando de sus cielos
 ángeles corren la voz:
 que el Espíritu de Dios
 ya está reclutando almas
 que al arribo de las calmas
 crearán la Tierra Dos.
 
 
 Bucanerías
 
 Se fue el amor navegando
 por mares desconocidos
 y su velamen de olvidos
 abrióse al viento danzando.
 Hacia el Norte fue ondulando,
 buscando un puerto seguro
 hasta llegar al oscuro
 refugio de un bucanero
 que carenó su velero
 en playas de viejas glorias.
 
 Allí contó las historias
 de su viaje inaugural
 que dibujó en un mural
 el hijo de un carcelero.
 Un recurrente aguacero
 bañaba el muro de día
 y de noche se volvía
 una ilusoria visión
 de su nave sin timón,
 cumpliendo una profecía.
 
 Recorrió la geografía
 de un mundo de hiel y dulce
 y el amor se hizo agridulce
 con gotas de poesía.
 Descubrió su melodía
 en el vibrar de vihuelas
 y en lo recio de sus velas
 aprendió que al navegar
 por el fragor del amar
 quedan atrás las estelas.
 
 
 Dios y el diablo
 
 En un diálogo sincero
 se enfrascó Dios con el diablo
 cuando el Niño del establo
 vio luz junto a un carpintero.
 Papa Dios llevó un tintero
 lleno de letras torcidas
 mientras el diablo, prendidas
 de su cola fulgurante,
 traía cepas de ignorante
 para sembrar en guaridas.
 
 El diablo dijo: "Las vidas
 que de ignorancia padezcan
 a mí será que obedezcan
 mientras no encuentren salidas.
 Si algunas no convencidas
 buscan tu letra en mis predios
 haré por todos los medios
 una campaña de insultos
 y haré que todos sus cultos
 se enfermen con sus remedios".
 
 Y Dios dijo: "Acepto el reto;
 mientras exista ignorancia
 tuya será la jactancia
 y tu dominio completo.
 Pero yo empleo un discreto
 sistema de aprendizaje
 y es al alma, no a su traje,
 lo que mi método apunta;
 y si ella me pregunta
 yo le preparo su viaje".
 
 "De tu círculo, un viraje
 dará por propio deseo
 y en la ruta le proveo
 de elemental equipaje.
 Dejará el viejo ropaje
 y vestirá muy sencillo,
 reirá como chiquillo
 y acudirá a Mí si en dudas;
 perdonará a Poncio y a Judas
 rompiendo hoz y martillo".
 
 "Y mi letra, antes torcida,
 en un renglón ya derecho
 se imprimirá trecho a trecho
 siendo pan de nueva vida.
 El alma, ya protegida
 por la luz del gran saber,
 habrá al fin de renacer
 para enseñar a ignorantes:
 que ahora y siempre, igual que antes,
 Dios es quien tiene el poder".
 
 
 ¿Alguien duda que en Cuba hay derechos?
 
 Por supuesto que hay derechos
 en la Cuba del caballo:
 a que te parta un mal rayo
 y a que se caigan los techos.
 A no mentar ciertos hechos
 y a quedarte muy callado;
 a estar de noche cansado
 y a que duela tu cabeza
 por defender la pobreza
 como derecho ganado.
 
 A firmar, si no has firmado,
 la nueva convocatoria;
 a enmascarar tu memoria
 y a no comer demasiado.
 Derecho a viajar parado
 en un camello que explota,
 a pegar tu alma rota
 sin ayuda del vecino.
 En fin, a ver tu destino
 bajo el signo de la bota.
 
 
 La mujer cubana
 (En contestación a un personaje argentino que decía que todas las cubanas eran jineteras.)
 
 Soy mulata bullanguera
 que recorre el Malecón
 contoneando las caderas
 con su ritmo sabrosón.
 Soy la Cecilia Valdés
 de la zarzuela de antaño,
 soy el Cristo de un castaño
 que ha perdido lozanía.
 Soy la estrella y soy la guía
 de un clamor que se desangra:
 
 Soy el sonido del agua
 llegando a la lejanía.
 Soy poesía y quebranto,
 soy la musa de un pintor,
 soy canto y soy estertor
 de un son que se fue llorando.
 Soy cielo, infierno y campana
 que al tañer su amor entrega.
 Soy reducto... soy bandera...
 ¡Yo soy la mujer cubana!
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